Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la gran https://aprilispm674509.oblogation.com/37453540/detrás-del-gesto-la-verdad-del-cabezazo-de-zidane